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El día que la tierra parió un volcán

Martha Patricia Montero

Pocas veces la naturaleza deja mirar sus prodigios con tal majestuosidad y sin daños humanos que lamentar, como cuando surgió de las entrañas de la tierra el volcán más joven del mundo, michoacano para más seña, el 20 de febrero de 1943, hace justamente 69 años. Dionisio Pulido, el paisano que tuvo la fortuna de percatarse del extraordinario acto de parir de la tierra, no saldría de su asombro ya nunca, y menos los 9 años, 11 días y 10 horas que permaneció en actividad constante el ya llamado Paricutín, para no dejar duda en nadie de su naturaleza pasional e incendiaria.

Lo que inició en la granja de Dionisio y de Paula, su esposa, apenas como una grieta en el suelo no mayor a 50 centímetros de largo, en pocos segundos se transformaría en una hinchazón de tierra de cuyo boquete comenzó a brotar fina ceniza, un persistente olor azufrado y el bramar profundo del planeta. El héroe local -cuyo nombre y apellido pasaron a la historia a la par del volcán- dio oportuno aviso a las autoridades del Ayuntamiento de Parangaricutiro, lo que permitió evacuar con rapidez a todos los habitantes.

El mar de lava y rocas alcanzaría 10 km. a su alrededor, cubriendo las poblaciones de Paricutín y Parangaricutiro, y de ésta última sólo llegaría a sobrevivir la torre de la Iglesia…

Ubicado en las coordenadas 19º29’34.8″N102º15’3.6″O y con una altitud de 424m., el Paricutín trastocaría el paisaje de la meseta purépecha para siempre, adquiriendo la afamada distinción de “maravilla natural del mundo”.

 

Tomás Montero Torres fue por partida doble a presenciar tal acontecimiento, como michoacano y como reportero gráfico, y lo hizo más de una vez, como quien se sabe ante la presencia de un milagro.

Lo que no sabía es que a veces los milagros se suscitan en pares y que a él le tocaría acompañar al mismísimo “Volcánico señor del volcán” -como nombrarían en su reportaje a Gerardo Murillo- a una exploración concienzuda por los alrededores de esta aparición de magma, lava y gases, y que más tarde se determinaría su tipo como “Stromboliano”, al adquirir una forma cónica por sus capas de lava fluida y materiales sólidos…

De esto sabía mucho quien era y es más conocido como Dr. Atl, ya que entre sus variados saberes destacaba la vulcanología. Ya con muletas, iría a esta exploración con una cámara Contax al hombro, una pipa de la que a ratos parecía brotar la fumarola del naciente volcán, y un proyecto claro en el que trabajaría por largo tiempo: dar cuenta con su singular destreza de “Cómo nace y crece un volcán”.

 

En este peculiar aniversario, celebremos esos instantes de vida irrepetibles…

20 Comentarios en “El día que la tierra parió un volcán”

  1. Lo que hacía falta para calentar estas mañanitas claras, con el ixta y el popo a la distancia. Gracias una vez más por compartir su historia.

  2. Hace algún tiempo fui a Michoacán a ver a las Mariposas Monarca y desde la Sierra puede verse que gran parte del lugar cuenta con actividad volcánica…hay montones de cerritos que no son otra cosa que volcanes pequeños 🙂 Todo un espectáculo. Sin embargo el Paricutín no es hoy por hoy el volcán más joven, o al menos no lo creo porque he visto por televisión la aparición de volcanes dentro del mar o saliendo a la superficie…
    TAl vez el volcán terrestre mas nuevo si sea, eso si

  3. Admiro la oportunidad periodística del maestro Tomás Montero, quien por lo visto estuvo en todas, y también la de su nieta Martha que resucita el tema a propósito del espectáculo reciente de los volcanes Popo e Izta. Y disfruto mucho el estilo narrativo de ella. Felicidades.

  4. Conozco el Paricutín y sus alrrededores y siempre me he maravillado de ese lugar.. parte de su historia se conserva aún en uchos aspectos…. pero más me maravilla conocer otros aspectos de Tomás Montero y se sigue abriendo al abanico de personalidades que fotografío en su momento…. el dr Atl con el paricutín atrás me cautivó!!!! felicidades

  5. Interesante (aunque corto) artículo sobre este “espectáculo” natural que nos ofreció hace ya algunos ayeres la tierra michoacana.
    Hazaña la que realizó el Dr. Atl al explorar este paisaje con sus muletas y su encendido ánimo, sólo por el deseo de retratar tal belleza natural.
    Plausible el trabajo de Tomás Montero por traernos en imágenes tan gratos e interesantes momentos.

  6. Las fotos son excelentes, dan una muy buena idea de lo devastador que resulta la erupción de un volcán, prácticamente desaparece todo a su paso!

  7. Sin duda el nacimiento del Paricutín fue todo un suceso a nivél mundial ya que despertó diversas expresiones y curiosidad. Igor Sikorsky, diseñador y constructor de helicópteros trajo al país en julio de 1945 uno de sus nuevos modelos (Sikorsky R-6A) con la finalidad de estudiar el comportamiento del aparato en condiciones extremas y para facilitar el trabajo de una misión científica, aprovechando la oportunidad para dar rienda suela a una de sus pasiones; las montañas y los volcanes. De igual manera, Harry Truman, presidente de los Estados Unidos, durante la primer visiata oficial de un mandatario de esa nación a México en 1947, sobrevoló el volcán para admirar el inusual espectáculo.

  8. Siempre me ha parecido muy importante y trascendente el trabajo artístico de Tomás Montero Torres, ¿dónde puedo encontrar una galería más completoa de su labor fotográfica?

  9. Wow, están sorprendentes las fotografías del Dr. Atl, estaría increíble ver más fotos de él en el Paricutín y de su juventud tan multifacética.
    Saludos

  10. Por este conducto, pongo a su amable consideración el siguiente poema, de mi autoría, destinado a conmemorar los 70 años del nacimiento del hermoso coloso purépecha:

    PARICUTÍN
    “¡Ay, Señor de los Milagros. . . soy uno de tus milagros!”

    Se reventaron las tripas
    de la tierra incandescente,
    se nos tiznaron las milpas,
    Volcán, coloso inmanente.

    De natura fue el encono,
    fragor de pirekua, tono,
    nació un cono muy humeante,
    ¡Purhépecha, rey vibrante!

    No hubo pena, ni castigo,
    déjenme, les cuento y digo:
    Tata Dionisio Pulido,
    te lo juro, yo no olvido.

    Que tú asististe a mi parto,
    de la mente no te aparto,
    ¡si temblaste junto a mí,
    si viste como surgí!

    Con mis fumarolas prietas,
    huaraches pisaron grietas,
    sobre un anafre. . . se sufre,
    percibiste olor a azufre.

    Espanté tus sentimientos,
    ¿recuerdas mil novecientos?,
    año del cuarenta y tres,
    del mundo fui el interés.

    Convoqué a muchos famosos,
    toda suerte de curiosos,
    vulcanólogos, pintores,
    poetas de mis amores.

    De Angahuan, hijo adoptivo,
    grandioso, superlativo,
    michoacano por derecho,
    Meseta, mi dulce lecho.

    En geología soy hazaña,
    magma, piedra de obsidiana,
    mineral, vapor, ardiente,
    un fantasma gris latente.

    He suavizado el carácter,
    exhalo por ancho cráter,
    sigo activo, visitado,
    mi lava no se ha acabado.

    Soy turismo, panorama,
    de económica derrama,
    nunca quedaré a la zaga,
    soy cirio que no se apaga.

    San Juan Viejo, iluminado,
    ¡milagroso Dios, amado!
    enterrado oficias misas,
    a ti brindo mis cenizas.

    Por joven, sigo creciendo,
    Nana Cueráperi, entiendo,
    ¡soy tu entraña, soy tu herencia,
    corazón, fuego . . . tu esencia!

    Autor: Lic. Gonzalo Ramos Aranda
    México, D.F., 20 de febrero del 2013
    Dedicado a Don Guadalupe Trigo (QEPD)
    Reg. SEP Indautor No. 03-2013-051712171201-14

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