Veo esta imagen captada por Tomás Montero Torres y no puedo dejar de pensar que estamos en el siglo XXI, viviendo un México muy distinto al de la última mitad del siglo XX. Las figuras que nos identificaban y marcaban rumbo se van diluyendo -si es que no han desaparecido del todo-, para dar paso a nuevos modos de ver la Vida, donde la velocidad de las nuevas tecnologías enfatiza lo efímero de muchos acontecimientos. ¿Qué se guarda en la memoria? ¿Qué conservamos para conmover a las generaciones por venir?
Uno de los lemas de Tata Lázaro, como se le decía cariñosamente al General en su estado natal, Michoacán, fue “México para los mexicanos”, que le sirvió de bandera para nacionalizar no sólo el petróleo sino los ferrocarriles, y de algún modo la enseñanza, que volvió pública, laica, gratuita y obligatoria. Una hazaña que fue posible, en parte, gracias a que nuestro vecino del norte estaba sumido en una guerra que le consumía sus energías, pero también porque, tras la Revolución, hoy centenaria, había un deseo genuino, profundo y de largo alcance por construir y definir a México, nuestro México. Un tiempo de nacionalismo que puede tener sus aristas, pero cuya pasión siento que hoy necesitamos. ¡Volver a enamorarnos de la Patria! Que sí, a veces parece que se cae a pedazos, pero que sigue teniendo una riqueza cultural y humana tan honda, que es cimiento idóneo de lo que aún debemos edificar.
Mexicana de Aviación, por ejemplo, ha sido a lo largo de la vida de muchos de nosotros la línea aérea de México, el emblema que nos ha distinguido en el cielo de muchas naciones. Considerada la más antigua de nuestro país, inicialmente fue fundada por tres estadounidenses – Lloyd A. Winship, Harry J. Lawson y Elmer C. Hammond – en julio de 1921, bajo el nombre de Compañía Mexicana de Transportación Aérea. En su historia se afirma que parte de sus acciones pertenecieron a Pan American Airways, otra aerolínea legendaria (que, por cierto, desapareció definitivamente en 1991), en cuyo periodo el mítico Charles A. Lindbergh comandó algunos de sus vuelos. Fue en 1968, curiosamente después de una bancarrota, que empresarios mexicanos comandados por Crescencio Ballesteros la rescataron y llegó a operar con éxito con capitales 100% nacionales. Este grupo la mantuvo hasta 1982, y de entonces a la fecha ha registrado un sube y baja en su economía, que vuelve a ponerla en la disyuntiva de reorganizarse y reiniciar como una compañía pequeña… o desaparecer. En los próximos días conoceremos las consecuencias de su más reciente resquebrajo financiero…
En un instante, dos iconos de México coincidieron y la lente de Montero Torres los eternizó… Por varios lustros ambos ondearon con distinción en el imaginario colectivo de nuestra identidad. Siento que hace tiempo que la figura de Lázaro Cárdenas del Río ya no preside con igual presteza nuestra escena política, y es un hecho que La Mexicana no tiene planes claros para emprender su vuelo… Hoy podríamos modificar el lema del General Cárdenas, y preguntarnos: ¿dónde están los mexicanos para apuntalar a México?