Al mal tiempo buena cara, Ciudad de México 1951
El golpe de vista cae, certero, sobre el cuerpo de una señora vestida de negro que se aferra a la pared como un alpinista al acantilado. Rápido, tal cual ojo, se cae en cuenta del poco espacio para la pisada, los pies de la dama tienen la precisión del espacio mínimo y la posición comprometida. La bolsa de las compras hará imposible el próximo paso.
Entonces, y sólo entonces, la mirada viaja al primer plano, al piso. Y los reflejos indican el agua, están en perfecta armonía con la base de la columna que se adivina a la derecha. El escalón levemente a la izquierda y los cuadros del mosaico de ese mismo flanco con las horizontales de la cortina de hierro, todo, salvo la señora y el agua, es fijo, estático, transmite al cuerpo la sensación de durabilidad, de inamovible objeto. El gran momento de la foto es ese cuidadoso ballet de la señora y el espejo de agua.
Entonces se hace evidente la historia que en apariencia es obvia: la señora viene del mercado y no quiere mojarse, ha llovido, aunque la señora –desde los zapatos– está seca.
Luego las dudas, acaso es una gran fuga de agua, un drenaje… En fin, las variaciones de una historia desencadenada por la contradicción de un cuerpo pesado y viejo que transforma la dificultad en gracia, como la lluvia, que estorba pero alegra.
Enorme síntesis de una mirada que sólo tardó una fracción de segundo y que el lenguaje, en su triste condición temporal y lineal nos hace ver como pasado –y acaso lo sea– un presente que sigue sucediendo en la portada del catálogo (**) del archivo de Tomás Montero, fotógrafo.
(*) Roberto Maldonado Espejo es maestro de fotografía en LCI Monterrey, con especialidad en fotoperiodismo. En el Archivo Tomás Montero Torres nos sentimos honrados de esta colaboración suya para el blog, que esperamos sea la primera de muchas más.
(**) Quien desee el catálogo referido puede leerlo, imprimirlo y/o compartirlo en forma completamente gratuita a través de este link: http://issuu.com/maribelfonseca/docs/version_portada
Adoro la fotografía estas imágenes junto con la escritura es maravilloso, podrían hacer una exposición fotogrrafica de Tomás Montero en el centro?
Estaría mejor la foto si se hubiera caído la viejecita…la verdad como siempre, excelente material 🙂
Si se hubiera caído, hubiera sido un desastre. La foto captó la tensión existente ente los extremos de los brazos y de los pies por mantenerse en equilibrio. Tiene un gran discurso.
Doble mérito: el de la señora para evitar caerse, y el del maestro Montero por haber estado en el lugar y momento oportunos; esa es suerte de reportero y algo de eso le aprendí cuando fue mi maestro. Felicidades, Martha, por continuar con este proyecto, y le comento que durante mi niñez viví aquellas inundaciones de los años 50 en mi natal Tacubaya, porque durante las lluvias se rompía una presa… ¡pero no tomé fotos!
Acabo de encontrar por casualidad una fotografía de mis abuelos que se llama “al mal tiempo buena cara” es curiosa la situación de haber encontrado una foto de hace 60 ańos que no era de la familia. La encontré casualmente en una publicación de la revista Quo.
Quisiera preguntar si podría conseguir una copia en medios electrónicos para distribuirla en la familia.
Fue una agradable sorpresa. Gracias
Felicidades….. que chuladas de fotos… gracias México