Este 15 de septiembre Reforma, nuestra Avenida más hermosa y emblemática, acogió a miles de mexicanos y turistas para que presenciaran un desfile conmemorativo, efectuado en honor de los 200 años que cumplió el inicio de nuestra gesta de Independencia. Integrado por carros alegóricos, títeres de muy diversas técnicas y tamaños, figuras inflables, acróbatas, grupos indígenas y artistas populares, ha despertado los comentarios más heterogéneos en los medios de comunicación. En parte por el cuantioso monto de recursos que se destinó al suceso –y más en específico por la contratación de un australiano famoso, pero invisible en nuestro territorio– así como por el estado de contradicción que vive México. País milenario y de gran valía cultural y humana, ha transitado sus últimos lustros con una carga de males que retrasan su crecimiento y lastiman a su población más vulnerable, acrecentándose su gravedad en estos tiempos. Además, este verano del 2010 trajo consigo precipitaciones pluviales en el Norte y Sureste del País que rebasan por mucho los promedios históricos de los últimos 50 años, y el huracán Karl arrasó Veracruz después de un largo periodo sin presencia de estos meteoros en la región. El agua sin duda nos quiere comunicar algo, esperemos tener la sabiduría de escucharla y atender su llamado.
El carnaval patrio, por su parte, nos otorga un motivo para seguir compartiendo fotografías tomadas por el fotorreportero Tomás Montero Torres. En esta ocasión sobre desfiles de tres años distintos en la Ciudad de México.
El primero, sin datos que se conserven, permite deducir que fue un suceso predominantemente deportivo. Hay algunas Secretarias participantes, delegaciones de la Ciudad de México, una serie de tres carros de apariencia asiática y uno del Sindicato de la Universidad Nacional –aún no Autónoma– donde se ofrecen cuerpos atléticos -aunque las mujeres con faldas por debajo de la rodilla, mientras los hombres están con los torsos al desnudo- y varias demostraciones acrobáticas aparejadas al movimiento de la marcha. El segundo celebra la primavera de 1949 y muestra a un público entusiasta por algunas calles del Centro Histórico, las que rodean el Monumento a la Revolución y parte de Reforma, a la altura donde estaba El Caballito y hoy continúa el edificio de la Lotería Nacional. Hay participación de varios estados y delegaciones… Uno de los carros más alegres podría ser el de Xochimilco y su Grey de Tita… Destaca el de Michoacán, con guapas mujeres purépechas y una recreación artesanal de su recién estrenado volcán, el Paricutín… Es clara una preocupación ecológica, no sólo por el carro de la Secretaria de Agricultura, que afirma que “México progresa a la sombra de sus bosques” e invita al clásico “Planta un árbol”, sino porque en alguna de las paredes se alcanza a ver un letrero de Petróleos Mexicanos invitando a cuidar los bosques y preferir “el consumo de combustibles minerales”… La intención de cuidar nuestra Naturaleza existía, pero había conocimientos diferentes a los actuales… Veracruz tiene presencia con una reina custodiada por tiburones…. El tercero retrata las celebraciones de primavera de abril de 1952… Aquí no está la interesante rotativa en movimiento que diseñó Juliana Faesler para la ocasión de este 2010, pero sí hay una espléndida y monumental cámara fotográfica, Speed Graphic, con la que participó la Asociación de Fotógrafos de Prensa y Taurinos… Montero Torres era integrante de la misma, donde ocupó el cargo de Tesorero, de ahí que hizo varias tomas del carro alegórico y sus princesas y reinas… En su parte posterior hay un personaje que alude a la figura de los fotógrafos, y el logotipo de la Revista de América… Resulta interesante el carro de la Secretaría de Educación Pública, con mujeres en overol de mezclilla en clara alegoría a la intensa campaña nacional de construcción de escuelas que fue notable, y que tanta falta haría repetir en la actualidad… Desfile de contrastes: mojigangas, una representación del sacrificio azteca que demandaba el corazón de una virgen, una reproducción de las Cibeles… ¡y hasta un barco del bello Papaloapan!
Conclusión: no es la primera vez que Reforma y el Zócalo se destinan a desfiles y México sí tiene una tradición de creatividad y alegorías que, como en todos los campos, han evolucionado y nos ofrecen otros niveles de creatividad. ¡Que tengamos la capacidad de mostrar esa evolución y talento en todas las áreas, México lindo!
Martha, es muy loable el esfuerzo que estan haciendo para mantener viva esta memoria y para compartirla con todos nosotros. No puedo mas que agradecerte este esfuerzo que nos deja un legado maravilloso
WOW!! están geniales las fotos!! pero me hubiera gustado que agregaran música de fondo, fue un poco aburrido no tener algo que escuchar. Ame la ropa que usan todas las mujeres, con una cinturita y una caderota!!
Marthita:Que bueno que persistes en el hermoso empeño de darnos a conocer la obra del Abuelo. De lo mucho en que te enredas esto es lo que mas me conmueve. Sera por envidia?
Los “Desfiles del 15” como les deciamos antes, revividos en esas imagenes que nos regalas me removieron la lejanisima infancia cuando trepados en la azotea de la casa veiamos pasar alla abajo los contingentes y mi Padre nos hablaba de los Heroes y de la Patria con tanto orgullo…
Cuanto te lo agradesco. Recibe saludos cariñosos.
Excelente texto de presentación. El desfile deportivo se parece a los que había (¿o hay?) cada 20 de noviembre. Y nunca me hubiera imaginado que cuando mi abuelo me llevaba de niño a los desfiles de la primavera, quien sería mi maestro de fotografía, don Tomás Montero, ya andaba tomando estas nostálgicas escenas. Gracias por recordármelo.
YO PRESENCIÉ ESOS DESFILES Y FIESTAS DE LA PRIMAVERA!! ERA UNA NIÑA PERO ME ACUERDO MUY BIEN. GRACIAS A TU ABUELO LOS HE RECORDADO. TE FELICITO POR EL ENORME ESFUERZO QUE ESTAS HACIENDO POR DAR A CONOCER SU ARCHIVO FOTOGRÁFICO QUE ES PARTE DE NUESTRA HISTORIA Y NOS PERTENECE A TODOS.
MARÍA ELENA RICO
Imágenes que despiertan la memoria de los que tuvieron el privilegio de atestiguar esos días y de aquellos que nos adentramos en el recuerdo de una ciudad de México que me parece hoy día inverosímil.
¡Muchas felicidades a las hermanas Montero!
Elena Guiochins