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Martha Patricia Montero

Salvador Novo, a 37 años de su muerte

Un 13 de enero, pero de 1974, falleció en la Ciudad de México Don Salvador Novo, quien fuera miembro del grupo de Los Contemporáneos y miembro honorario de la Academia Mexicana de la Lengua.

Reconocido como un prolífico cronista e historiador, fue también un talentoso poeta, ensayista y dramaturgo. Como creador tuvo un impulso vital que se manifestó de múltiples maneras: con Xavier Villaurrutia fundó el teatro experimental Ulises y la revista Los Contemporáneos; más adelante participó activamente con Carlos Chávez en la conformación del Instituto Nacional de Bellas Artes, y hacia los años cuarenta, al elegir como lugar de vida el tradicional barrio de Coyoacán, abrió un pequeño teatro bajo el nombre de La Capilla.

Para recordarlo en esta fecha emblemática, compartimos algunas de las numerosas imágenes que de él se conservan en el Archivo Tomás Montero Torres, así como dos de sus exquisitos poemas… ¡Disfruten!

Este perfume intenso de tu carne no es nada más que el mundo que desplazan
y mueven los globos azules de tus ojos
y la tierra y los ríos azules de las venas que aprisionan tus brazos.
Hay todas las redondas naranjas en tu beso de angustia
sacrificado al borde de un huerto en que la vida se suspendió
por todos los siglos de la mía.
Qué remoto era el aire infinito que llenó nuestros pechos.
Te arranqué de la tierra por las raíces ebrias de tus manos
y te he bebido todo, !oh fruto perfecto y delicioso!
Ya siempre cuando el sol palpe mi carne
he de sentir el rudo contacto de la tuya
nacida de la frescura de una alba inesperada,
nutrida en la caricia de tus ríos claros y puros como tu abrazo,
vuelta dulce en el viento que en las tardes
viene de las montañas a tu aliento,
madurada en el sol de tus dieciocho años,
cálida para mí que la esperaba.

 

 

 

Hoy no lució la estrella de tus ojos.
Náufrago de mí mismo, húmedo del brazo de las ondas,
llego a la arena de tu cuerpo
en que mi propia voz nombra mi nombre,
en que todo es dorado y azul como un día nuevo
y como las espigas herméticas, perfectas y calladas.
En ti mi soledad se reconcilia
para pensar en ti. Toda ha mudado
el sereno calor de tus miradas
en fervorosa madurez mi vida.

Alga y espumas frágiles, mis besos
cifran el universo en tus pestañas
-playa de desnudez, tierra alcanzada
que devuelve en miradas tus estrellas.

¿A qué la flor perdida
que marchitó tu espera, que dispersó el destino?
Mi ofrenda es toda tuya en la simiente
que secaron los rayos de tus soles.

 

Katherine Dunham y Miguel Covarrubias

 

En l948, la bailarina Katherine Dunham fue invitada a México para presentar a su compañía de danzas primitivas del Caribe en el Palacio de Bellas Artes. Dunham era una famosa bailarina, coreógrafa y profesora afroamericana que en l940 fundó su propia escuela de danza negra con el espectáculo Topics and the Jazz Hot: From Haití to Harlem, que incluía todo tipo de danzas afroamericanas, desde el jazz hasta las danzas rituales primitivas. Tuvo tanto éxito en Bellas Artes que la compañía permaneció en México por más de dos meses.Un entrañable amigo de la Dunham era sin duda Miguel Covarrubias: Para Miguel la danza era mucho más que un simple arte de la interpretación. Cuando me reunía con él nunca dejó de relacionar a la danza con la espiritualidad, expresó en una entrevista Katherine Dunham a Adriana Williams, biógrafa del primero.

En efecto, Miguel Covarrubias, desde que llegó a Nueva York a los 19 años se convirtió de inmediato en un aclamado miembro de la élite artística e intelectual de Manhattan. Pero fue Harlem lo que lo cautivó. Descubrió el alma del barrio negro, la otra ciudad de Nueva York. Era frecuente encontrarlo sentado en la mesa de algún club nocturno de Harlem dibujando cientos de bosquejos de los bailarines y coristas, bosquejos que más tarde, muchos de ellos, se convertirían en pinturas maravillosas.

 

Miguel Covarrubias tenía la facultad de capturar en sus dibujos la ilusión del movimiento. Una de sus genialidades era poder visualizar con sus trazos la música y el baile de los afroamericanos de Harlem. La aportación de Covarrubias en el Renacimiento de Harlem fue una importantísima vivencia en su amplia carrera dedicada al fomento de las historias artísticas y culturales de diversos pueblos de color.

En una fotografía de la serie tomada por Tomás Montero Torres en un cóctel para la compañía de danza de Katherine Dunham durante su temporada en México, aparece Salvador Novo. En el periódico Novedades del 21 de septiembre de l950, cuando Miguel Covarrubias trajo a México a la compañía de José Limón, en su calidad de  jefe del Departamento de Danza de Bellas Artes, Novo escribió: Esta espléndida temporada de danza se la debemos a Covarrubias. Desde la primera noche, los amantes del ballet clásico dieron su aceptación a los bailarines descalzos y olvidaron el general rechazo a los movimientos acrobáticos de la danza moderna.

(*) Agradecemos la cálida participación de María Elena Rico Covarrubias, sobrina y titular de los derechos de las obras de Miguel Covarrubias, quien además es una destacada periodista de temas internacionales y amplios, en cuya trayectoria hay entrevistas a personalidades de la talla de Salvador Dalí.