Como parte de un reportaje sobre Apatzingán, Michoacán, Tomás Montero Torres consiguió retratar este grupo de personas – la mayoría hombres – observando una exposición donde sobresale un retrato de Miguel Hidalgo y Costilla, el padre de la Patria. En medio de cuadros paisajistas, tiene el ceño fruncido y carece de un gesto heroico. De quienes lo miran sólo destaca el perfil de la mujer, que en su silencio también es inexpresivo.
La figura del prócer los atrae, sin duda, pero queda a la imaginación lo que despierta en sus pensamientos… Es un hecho conocido que a Don Miguel nunca lo pintaron en vida, así que es doble la interpretación del personaje: la del pintor y la de cada espectador.
En este 2010 de polémicos festejos, ¿lo veremos igual que ellos? ¿despertará sentimientos de admiración y respeto?