Dentro de un sobre fechado en junio de 1952, una veintena de imágenes nos muestran a una joven Lola Flores en un agasajo entre amigos, en la Ciudad de México. Ella luce esplendorosa y muestra con desparpajo el duende gitano que un par de meses antes logró cautivar a vastos públicos en el Salón Capri, uno de los cabarets de moda en esos años, bajo el mando del empresario Carcho Peralta, entonando -entre otras-, una canción que daría nombre a una de las primeras películas que haría posteriormente en México: Pena, penita, pena, bajo la dirección de Miguel Morayta.
Se dice que es ya en esta época cuando el empresario comienza a llamarla Faraona, por sus rasgos un tanto egipcios, nombre que además de brindar motivo para otra de sus películas -en esta ocasión con el director René Cardona y donde interpretaría junto con Agustín Lara el famoso chotis Madrid– se le quedaría como el más famoso de sus apelativos.